Las vacas producen leche por la misma razón que los humanos: nutrir a sus crías. Para forzar a los animales a continuar brindando leche, los operadores de las granjas industriales normalmente fecundan a las vacas utilizando la inseminación artificial, y esto ocurre todos los años. Los terneros son frecuentemente apartados de sus madres dentro del día de nacidos (los machos son destinados a las jaulas para terneros o a lotes de terrenos yermos donde serán engordados para carne de res, y las hembras serán sentenciadas al mismo destino que sus madres).
Luego que sus terneros son apartados de ellas, las vacas son conectadas varias veces al día a las máquinas ordeñadoras. Estas vacas son manipuladas genéticamente, inseminadas artificialmente, y a menudo drogadas, para forzarlas a producir alrededor de cuatro veces y media la leche que naturalmente producirían para alimentar a sus terneros.
A los animales frecuentemente les dan una dosis de la hormona de crecimiento bovino (BGH) que contribuye a la dolorosa inflamación de la ubre, conocida como “mastitis”. (La BGH es ampliamente usada en los Estados Unidos pero ha sido prohibida en Europa y en Canadá debido a la preocupación por la salud humana y el bienestar animal). Según las cifras propias de la industria, entre el 30 y el 50 por ciento de las vacas usadas por la leche sufren de mastitis, una condición extremadamente dolorosa.
El ciclo natural de vida de una vaca es de alrededor de 25 años, pero las vacas usadas por la industria láctea son matadas luego de apenas cuatro o cinco años. Un informe de la industria dice que en el momento en que mueren, alrededor del 40 por ciento de las vacas usadas por su leche son ineptas, debido al intenso confinamiento, la suciedad y el estrés de ser constantemente preñadas y dar leche. Los cuerpos de estas vacas son convertidos en sopa, alimento de animales de compañía, o carne de hamburguesa de baja calidad porque sus cuerpos están demasiado “gastados” para ser usados para alguna otra cosa.
Terneros usados para carne
Los terneros (“subproductos” de la industria láctea) son generalmente sacados del lado de sus madres cuando tienen menos de un día de vida. Muchos son enviados a feedlots yermos y sucios a la espera del matadero. Otros son confinados en jaulas oscuras y diminutas, donde son tenidos casi completamente inmovilizados para que su carne sea tierna. Y para que su carne sea blanca, a los terneros se les da una dieta líquida baja en hierro y de poco valor nutricional. Este tratamiento cruel enferma a los terneros que frecuentemente sufren de anemia, diarrea y neumonía.
Atemorizados, enfermos y solos, son matados luego de apenas algunos meses de vida para que su carne puede ser vendida como carne de ternera. Todas las vacas adultas y bebé – tanto criadas por su carne o su leche – son eventualmente enviadas a un matadero.
La buena noticia es que al sacar los productos lácteos de tu dieta es más fácil que nunca. Actualmente existe una gran cantidad de productos “lácteos” que no contienen lácteos en el mercado, como leche de arroz, de soya, de almendras y helado de soya y de coco. Mira una lista de nuestras alternativas preferidas a la leche y a la carne.