Puede que la noticia de un cazador que fue empalado por la cornamenta de un alce muerto te haga creer en el karma.
Gary Heeter aparentemente estaba arrastrando al alce muerto detrás de un vehículo todo terreno por una empinada colina cuando el vehículo se volteó. El hombre de 69 años de edad salió volando y aterrizó en la cornamenta del animal.
Los miembros del grupo de caza de Heeter rápidamente le administraron primeros auxilios para detener el sangrado y esperaron ayuda médica. Luego el hombre fue transportado por aire desde el bosque hasta un hospital local. Lo último que se reportó es que se encontraba en condición estable.
Esperamos que su experiencia cercana a la muerte haya abierto sus ojos a la crueldad de la caza. A diferencia de su caso, no hay helicópteros volando hacia el bosque para salvar a los animales sangrantes de heridas de bala o de flecha. Muchos animales sufren muertes prolongadas y dolorosas por infecciones o pérdida de sangre cuando son lesionados pero no muertos por los cazadores.
A menudo, los objetivos previstos por los cazadores no son los únicos que sufren. Los accidentes de caza hieren y matan caballos, vacas, perros, gatos, excursionistas y a otros cazadores. Según la Fundación Nacional de Deportes de Tiro, miles de heridas resultan de la caza en los Estados Unidos cada año – y ese número incluye solo incidentes que involucran a seres humanos.
Ayuda a detener el derramamiento de sangre
Para combatir la caza en tu área, coloca en tu terreno letreros de “No Cazar”, forma una organización contra la caza, protesta contra las cacerías organizadas, y riega repelente de venados o cabello humano (de barberías) cerca de las áreas de caza. Llama a la Asociación de Conservación de Parques Nacionales al 1-800-628-7275 para reportar a los cazadores furtivos en los parques nacionales.