Escrito por Angela Henderson
Estos animales están hartos del zoológico, y por una buena razón.
Muchos miembros de la industria de los zoológicos ven a los animales que mantienen como productos, y los animales con frecuencia son comprados, vendidos, prestados y comercializados sin tener en consideración las relaciones que han establecido. La venta de boletos financia estas separaciones, y aunque los zoológicos cuando crían animales proclaman “¡Conservación!”, los animales bebé promueven la venta de boletos para muchas instalaciones, y puede ser que ya no los quieran cuando dejan de ser “tiernos” o lucrativos.
Y lo más importante, los animales realmente no quieren estar encerrados allí, donde por lo general no pueden dedicarse a sus comportamientos naturales, o estos se les restringen en gran medida, tales como volar, nadar, correr, trepar, excavar, buscar alimentos, explorar y escoger una pareja.
Aunque los animales no hablan inglés (o español), es claro que no quieren estar en cautiverio para entretener a las multitudes que los miran boquiabiertos y a los niños ruidosos. Estos videos pueden hacer que borres de tu itinerario de vacaciones de verano una visita al zoológico.
Un gorila embiste y rompe un vidrio
Esto pudo haber sido mortal para las personas y los animales.
Un león da zarpazos al recinto
Este león claramente no quería jugar.
Una beluga asusta a los niños
Los acuarios, como los zoológicos, encierran a animales complejos e inteligentes. Aunque los niños ríen cerca del segundo 51 cuando la beluga embiste contra el vidrio, un experto en comportamiento de belugas le dijo a The Dodo que esto fue una muestra de agresión por parte de la ballena.
Zoochosis
Los animales no necesitan ser agresivos para mostrarte que están sufriendo en cautiverio.
Muchos animales en los zoológicos literalmente enloquecen, una condición llamada “zoochosis”. Los animales con zoochosis presentan comportamientos neuróticos como el balancearse de un lado a otro y caminar repetidamente de un lado a otro, como este oso:
Los animales en los zoológicos se mutilan a sí mismos, se vuelven demasiado agresivos, arrojan sus heces y presentan otros comportamientos anormales que no se ven en la naturaleza.
La causa de todo esto es el estrés del cautiverio. Si tú y tu familia realmente se preocupan por los animales, nunca paguen por verlos en los zoológicos o los acuarios; por el contrario, solo apoyen a los santuarios acreditados que proveen los entornos más naturales posibles y que nunca compran, reproducen ni venden animales.