Este caballo caminaba muerto

Escrito pot Kathy Guillermo

Cuando el caballo de pura sangre Bear Witness nació en el 2000 se esperaba que sería un ganador de carreras. Su abuelo, después de todo, era Secretariat, ganador del Triple Crown; su madre Lady’s Secret, fue la “Caballo del año” de los premios Eclipse de 1986; y su padre era Skip Away, quien ganó casi $10 millones de dólares en premios. Pero los descendientes de caballos famosos no siempre ganan. Después de perder 16 carreras, se consideró que Bear Witness era un “perdedor” y lo “retiraron” de las carreras, aunque solo tenía 5 años. Sus dueños, John y Kim Glenney, pensaron que hacían lo correcto cuando le entregaron a Bear a una mujer que entrena a caballos que saltan en los espectáculos.

No se sabe exactamente lo que ocurrió después de esto, pero se ha reconstruido su historia y sabemos que durante la siguiente década él fue vendido o regalado de un dueño a otro. Tal como ocurre con muchos caballos, especialmente con los que comienzan sus vidas en las pistas de carreras, ninguna persona estaba comprometida a cuidar de Bear. En el 2015, terminó, muerto de hambre y enfermo, en una subasta en Tennessee. Estas subastas por lo general son la última parada antes de una horrible jornada hacia un matadero en Canadá o en México.

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Bear Witness con Jessie Kunz, poco tiempo después de que lo rescataran de una subasta en Tennessee.

Allí es donde una bondadosa pareja, Jessie y John Kunz, lo encontraron. Quedaron horrorizados al ver al esquelético caballo, que estaba más muerto que vivo. Sus costillas y columna sobresalían, y su pelaje tenía cicatrices. Evidentemente no había comido una buena comida en mucho tiempo. Sufría de una infección bacteriana en la piel que le generaba costras y pérdida de pelo, así como un casco lastimado y una herida profunda en su pata.

Jessie y John no buscaban comprar un caballo enfermo, pero no podían darle la espalda y Bear fue a casa con ellos ese día. Lo cuidaron, lo alimentaron y le dieron el cuidado y la atención que necesitaba. Cuando vieron un tatuaje en su labio, supieron que alguna vez había sido un caballo usado en carreras, así que investigaron más. Así encontraron quién era Bear cuando comenzó su vida. Ellos llamaron a PETA cuando se dieron cuenta de que Bear era el medio hermano de otro caballo muy enfermo, Royale With Speed, a quien PETA había rescatado hacía varios años durante nuestra investigación sobre el transporte de caballos al matadero. Nos alegró ayudarles a Jessie y a John a obtener los resultados de la prueba de ADN que realizó Jockey Club. La prueba demostró con seguridad que este caballo convaleciente, que ahora tenía 15 años, era Bear Witness.

Al principio, Bear Witness se recuperó rápidamente, ganando 200 libras en tres meses bajo el cuidado de Jessie y John. Él era dócil y cariñoso y estaba muy agradecido por la comida y el amor que le daban. Meneaba la cabeza con emoción cuando los veía trayendo su comida. Tenía otro nuevo amigo, el otro caballo de Jessie y John. Pero la negligencia que Bear había padecido había cobrado su cuenta. Una mañana, encontraron a este caballo de pura sangre que alguna vez fue adorable en el suelo, y estaba simplemente demasiado enfermo para pararse. A pesar de los esfuerzos desesperados de dos veterinarios, Bear estaba muriendo, así que se tomó la decisión compasiva de someterlo a eutanasia.

Durante su vida, fue pasado de una mano a otra como un objeto, pero en sus últimos meses y sus últimos momentos, fue amado y cuidado. A Jessie y John se les rompió el corazón, pero quieren contar la historia de Bear para que todo el mundo entienda lo que les ocurre a los caballos que son descartados por las industrias de las carreras y los espectáculos ecuestres.

Por solicitud de Jessie y John, las autoridades locales están investigando la inanición de Bear Witness. Hemos hablado con las autoridades y les hemos instado a levantar cargos contra las personas que descuidaron a Bear. Actualizaremos esta historia cuando los oficiales actúen.

Qué puedes hacer

Los primeros dueños de Bear le contaron a PETA que, tras algunos años en las carreras, estaban tan molestos con lo que les ocurre a los caballos que se salieron del negocio. Jessie y John regresaron a la subasta y rescataron a otro caballo descuidado que también estaba muerto de hambre, quien ahora es feliz y está bien. puedes ayudar pidiéndoles a tus representantes del congreso que apoyen la legislación que prohíbe la matanza de caballos, así como el transporte de los caballos a mataderos por fuera de los EE.UU. Actúa aquí.