En cada etapa de la producción, desde la cría de ovejas hasta las prendas a prueba de polillas, la industria de la lana amenaza la tierra, el aire y el agua.
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El cambio climático
El estiércol generado por el ganado ha contribuido significativamente al aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera en los últimos 250 años. En ese tiempo, la concentración de metano ha aumentado en más del 130 porciento en EE.UU. La “fermentación entérica”, o los eructos y gases del ganado, representa aproximadamente una cuarta parte de las emisiones anuales del metano proveniente de las actividades agrarias.
Casi el 50 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero de Nueva Zelanda provienen del sector agrícola, el cual incluye la industria de la lana. En el verano de 2003, el ministro de Agricultura de Nueva Zelanda, Jim Sutton, el representante del Grupo Ministerial sobre el Cambio Climático, Pete Hodgson, y otros miembros del gobierno propusieron cobrar impuestos a los criadores de ovejas para pagar investigaciones sobre las emisiones, pero el plan fue abandonado.
Daños en los suelos
Los investigadores de Oxford que estudian la degradación de la tierra en el Karoo en Sudáfrica han observado que: “Existe cierta evidencia, en el Karoo en conjunto, de que un número muy alto de ganado (en su mayoría ovejas) es la causa del cambio en la vegetación y la erosión del suelo que conduce a la formación de tierras baldías [áreas fuertemente erosionadas]”.
En la primera mitad del siglo XX, la Patagonia Argentina ocupaba el segundo lugar después de Australia en la producción de lana. Pero cuando los granjeros locales se hicieron demasiado ambiciosos, la escala de sus operaciones superó la capacidad de la tierra para mantenerlas. La erosión del suelo en la región ha desencadenado un proceso de desertificación que, según las autoridades, amenaza hasta el 93 % de la tierra. Argentina ya no es un productor principal de lana.
La contaminación del agua
La materia fecal contamina fuentes de agua en áreas donde se crían ovejas. El estudio de un caso conducido por el gobierno de Nueva Zelanda en dos granjas medianas, encontró contaminación fecal en el agua que “excedía los niveles adecuados para beberla y usarla para fines recreativos de forma segura en prácticamente todas las lecturas desde 1994; y, en los últimos tiempos… ha excedido con creces los niveles de consumo seguro para el ganado…”
El ”baño de imersión de ovejas”, que es una sustancia química tóxica utilizada para eliminar los parásitos de las ovejas, presenta problemas de eliminación y puede dañar el medio ambiente. Un estudio escocés en 795 instalaciones con “baños de inmersión” de ovejas encontró que el 40 % presentaba un riesgo de contaminación. El estudio encontró evidencia de un incidente en 1995, donde una taza de un piretroide sintético usado altamente tóxico, llamado cipermetrina, mató a 1.200 peces en un río; aguas abajo de donde fue arrojada en el río.
“Chivos expiatorios” de la fauna silvestre
La industria de la lana también inflige “daños colaterales” a la fauna silvestre que considera “plaga”. Muchos dueños de tierras consideran que los canguros son una “plaga” y, aunque hay algunas leyes que rigen la matanza de canguros; dentro de su propiedad, los dueños pueden hacer lo que quieran con estos animales, sin temor a las repercusiones. El método preferido para matar a las crías cuyas madres han sido asesinadas es, según el código del gobierno, la decapitación o un “golpe para destruir el cerebro”.
En EE.UU., los coyotes son despreciados por comer ovejas y otros animales y, como resultado, los ganaderos y el gobierno federal matan a millones cada año.
Al comprar únicamente materiales sin lana, no solo estás defendiendo a los animales, sino que también estás ayudando a preservar los ecosistemas naturales en todo el mundo. Consulta la guía de ropa libre de crueldad de PETA para sugerencias sobre dónde puedes encontrar moda compasiva y respetuosa con el medio ambiente.
Ten Compasión: ¡No Compres Lana!
