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La pesca NO es una diversión familiar inofensiva. Los peces enganchados no solamente padecen dolor físico, sino también terror. Cuando se les saca de su ambiente natural, ya no son capaces de respirar. Simplemente imagina ese horrible sentimiento que experimentarías si estuvieras bajo el agua, incapaz de respirar suficiente aire. ¡Es igual para ellos en la tierra! Una vez están fuera del agua, las branquias de los peces a menudo colapsan y sus vejigas natatorias pueden incluso ROMPERSE a causa del cambio repentino en la presión.
Cuando los humanos atrapan y manipulan a los peces, la cobertura protectora en sus cuerpos es alterada. Esto hace a los peces más vulnerables frente a los predadores cuando son liberados de nuevo en el agua.
Algunas veces los peces terminan tragándose los anzuelos, y los pescadores a menudo intentan recuperarlos introduciendo sus dedos (¡o incluso un par de pinzas!) en las gargantas de los peces. Esta táctica no solamente estropea el anzuelo, sino también partes de la garganta y los intestinos del pez. Estudios demuestran que muchos peces que son capturados y luego soltados de nuevo en el agua sufren tan graves trastornos sicológicos que de hecho mueren por la conmoción.
La pesca no solamente hace daño a los peces. Millones de pájaros, tortugas y otros animales padecen heridas debilitantes después de tragar anzuelos o quedar atrapados en las redes de pesca. Los rehabilitadores de vida silvestre dicen que el equipo de pesca descartado es una de las mayores amenazas para los animales acuáticos.
¿Por qué torturar animales por diversión cuando hay tantas otras actividades maravillosas al aire libre? Por favor anima a todos los pescadores que conoces a que prueben caminar, canotaje o acampar, en lugar de practicar pesca de captura y liberación.
