Este nuevo anuncio contra la carne es una tremenda llamada de atención. Bien hecho.
El comercial “Hell of a Steak” (Tremendo bistec), creado por la agrupación Vegan Friendly, y transmitido frente a cientos de miles de espectadores durante el Festival de la Canción de Eurovisión, plantea la pregunta: si conocieras el verdadero costo de comer carne, ¿lo seguirías haciendo? En el video se muestra que los comensales deciden omitir este plato cruel e insostenible tras recibir una catarata, en sentido figurado y literal, de verdades sobre el impacto medioambiental de la industria de la carne.
¿Qué es lo que realmente está en juego?
Además de la catástrofe del sufrimiento animal, el impacto de la industria de la carne en el planeta es similarmente perjudicial. Como señala el anuncio, la ganadería destruye recursos: para alimentar a una sola vaca, se necesitan alrededor de tres campos de fútbol de tierras y 800 000 libras galones de agua para producir 18 000 libras de alimento y heno. “Como si el hambre en el mundo no existiera”, señala el camarero.
La cantidad de desechos y contaminación generada por la ganadería es igual de alarmante. Según la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA), los animales en las granjas industriales de EE.UU. producen alrededor de 500 millones de toneladas de estiércol cada año. El vertido generado por las granjas industriales y el pastoreo de ganado son una de las principales causas de contaminación en nuestros ríos y lagos. La ganadería también es una fuente importante de emisiones de dióxido de carbono, óxido nitroso y metano, y según algunas estimaciones, es responsable de más gases de efecto invernadero que todos los sistemas de transporte del mundo juntos.
El planeta no es el único que paga el precio del consumo de carne, nuestros congéneres animales también. Vacas, cerdos, gallinas y otros animales que se crían y matan para comida, a menudo pasan toda su vida en condiciones de hacinamiento y suciedad. Las granjas comerciales a menudo les niegan la posibilidad de criar a sus hijos, respirar aire fresco, revolcarse en el barro, construir nidos o hacer cualquier otra cosa que sea natural para ellos.
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