PETA le pide a la Universidad de Texas A&M que rompa su adicción al sufrimiento de perros, deje de mentir y se ocupe de liberar a nueve perros sanos de la prisión del laboratorio.
La universidad cedió a nuestra presión en 2019 cuando finalizó su programa de cría de perros de laboratorio con distrofia muscular (DM), luego de una campaña de PETA. La financiación del laboratorio se ha agotado y al menos 52 perros han sido puestos en adopción.
Pero a pesar de que Peter Nghiem, el director del laboratorio de DM, prometió que todos los perros serían dados en adopción cuando terminara con ellos, nueve perros sanos fueron trasladados al programa de enseñanza de la escuela de veterinaria. La escuela ha mentido reiteradamente a las personas que llaman, diciendo que los perros están en adopción. Pero los registros universitarios obtenidos por PETA muestran lo contrario.
Cannoli nació en cautiverio en el laboratorio de distrofia muscular canina de TAMU. Este joven perro saludable finalmente fue dado en adopción, pero luego fue traicionado: en lugar de que se le permitiera ir a un hogar lleno de amor, fue condenado a más prisión y dolor en un laboratorio de la facultad de veterinaria.
Estos perros merecen ser mimados por familias amorosas, no languidecer en jaulas en una prisión de laboratorio. PETA se ha ofrecido a aceptarlos, pero Texas A&M se niega. ¿Por qué? Desafía la lógica y elude la explicación. Tratar de darle sentido es como tratar de atrapar humo con las manos.
A lo largo de los años, Texas A&M ha hecho todo lo posible para garantizar que su intensa necesidad de atormentar y matar perros en su inservible laboratorio de DM continuara sin obstáculos, incluso censurando los comentarios de Facebook y YouTube y hasta prohibiendo la entrada a un hombre con distrofia muscular en su campus. Y ahora, en las etapas finales de la abstinencia, Texas A&M se aferra a su adicción con fuerza.
Hazle saber a la escuela que esto es inaceptable. Los perros sanos y adoptables merecen más, merecen algo mejor. Merecen la calidez, la seguridad y la compañía de hogares amorosos, no luces fluorescentes y jaulas desoladas de metal. Merecen la vida, no la mera existencia.
¡Actúa hoy y dile al decano de la escuela de veterinaria de Texas A&M que libere a los 9 perros de la escuela de veterinaria!
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John R. August
Decano, Facultad de Medicina Veterinaria y Ciencias Biomédicas
Universidad de Texas A&M
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