Escrito por Alisa Mullins
Casi exactamente un año después que voluntarios de PETA hicieran un macabro hallazgo mientras repartían camas de paja a “perros que viven en patios” en Portsmouth, Virginia, un juez condenó a un hombre declarándolo culpable de crueldad contra los animales – por dejar morir de hambre a un pitbull llamado Dynasty.
Los voluntarios de PETA casi no se dieron cuenta de la jaula plástica para transportar perros porque estaba parcialmente oculta por una casa para perros que había sido empujada intencionalmente contra la jaula plástica, probablemente para ocultar a los perros. Pero entonces oyeron movimiento dentro. El perro que estaba atrapado en el interior comenzó a ladrar, moviendo la cola y saltando de arriba a abajo de la emoción. Cuando se acercaron, se dieron cuenta de que en realidad había dos perros en la jaula – pero el otro perro no se movía.
Dentro de la jaula, descubrieron los restos demacrados de Dynasty, una pitbull hembra atigrada. El perro sobreviviente, una mezcla de pitbull varón llamado Blue, también estaba desnutrido.
La jaula era tan pequeña que Blue se vio obligado a pisar sobre el cuerpo de Dynasty. Los dos perros, evidentemente, habían sido puestos en la jaula por lo menos un día antes que PETA los encontró para que no molestasen durante una fiesta de cumpleaños.
Después que los voluntarios llamaron a la policía, los restos de Dynasty, junto con Blue, fueron cedidos a PETA. Un examen realizado por un veterinario reveló que Dynasty no tenía ni un solo gramo de grasa en su cuerpo y que había estado sufriendo por una fractura no tratada en una de sus patas. Lo único que contenía su estómago eran unos trozos de paja que había comido por desesperación para sostenerse a sí misma.
En Septiembre, el dueño de los perros, Adriane Mason, fue encontrado culpable de crueldad contra los animales por dejar morir de hambre a Dynasty y por privarla de tratamiento veterinario de emergencia. Hoy, un juez que dijo que estaba “desconcertado” y “estupefacto” por el comportamiento de Mason, lo condenó a 12 meses de cárcel con seis meses de suspensión condicional, y le ordenó pagar una compensación a PETA de $452 (por los gastos veterinarios). Tal vez aún más importante, Mason también fue condenado a tres años de libertad condicional supervisada, tiempo durante el cual no puede poseer ningún animal.
En cuanto a Blue, sus días oscuros han quedado atrás. Fue llevado al SPCA de Virginia Beach y adoptado más tarde por un hogar lleno de amor. Si deseas verlo en su nueva casa, obtén un Calendario de PETA 2014 – él es el apuesto “Sr. Agosto”.